Unos llegan antes y otros más tarde...

Parece que no se merece nada en esta vida, ni la vida ni la muerte, parece que el tiempo llega antes para algunos, para otros muchos tarda demasiado...
El llanto engancha a la tempestad, me dejo deslumbrar, por la tan poca sabiduría que no he llegado a alcanzar, me sorprende la capacidad del maestro en escuchar sin reprender.
Me engaño pensando que debería de haber vivido aún más. Quiero decir que está genial que te hayas llevado a un niño en plena adolescencia, es genial que haya marchado antes de empezar con lo peor, me comparo con él, y siento envidia, creo que no es saludable esta envidia.
Aunque mis ojos y mi corazón está entristezido por esta tremenda perdida, mi alma llora de angustia, el dolor de tantas almas se abruma en masas, el tiempo se congela para algunas, y el dolor se acumula en cargas sin quitar...
Entiendo que Tú sabes que haces, pero yo no sé por qué, pero te dejo actuar.
Veo las puertas cerradas, los caminos no empiezan, el tiempo corre veloz como mis dedos, mi vida canta una canción, triste y melancólica y en las noches veo sueños, que tal vez un día se puedan cumplir aquellas fantasias, que no parecen tan lejanas de la realidad.
Deseo ver otra perspectiva de esta vida, encontrar los motivos de cada situación, dejar de llorar por creer que nunca acabaré, entender al Sabio, leer sus pensamientos y acabar con el dolor de cuantos corazones lloran sin consolación.
Mirar al cielo y ver mi camino marcado con colores transparentes, descubrir que la muerte de un niño puede cambiar el dolor de uno, que se podría entender que nunca lo veremos aquí abajo, pero siempre estará en nuestras memorias.
Mientras unos suben antes de tiempo, otros como yo desean subir para dejar esta amarga existencia sin saber cuál es el deseo de su corazón.
Quiero volar hasta tu trono, mirarte cara a cara, descubrir el deseo de tu corazón y dejar influir mi vida por Ti, sin dejar entorpezer a mi corazón, arrimar mis alas hacia las tuyas y vivir según tu voluntad!